Cómo se produce la supercompensación y mejoras del rendimiento

La supercompensación es un concepto fundamental en el mundo del entrenamiento físico, ya que permite comprender cómo nuestro cuerpo responde a las solicitaciones de ejercicio regular y como podemos aprovechar al máximo sus beneficios para mejorar nuestro rendimiento. Aunque es un término ampliamente utilizado, muchos no comprenden aún con claridad qué acontece dentro de la célula durante la supercompensación.
El término se refiere a una etapa crítica en el proceso de entrenamiento físico donde nuestro cuerpo está sometido a múltiples fuerzas causantes que desencadenan pequeñas lesiones o daño muscular. Es durante este breve pero intenso período, alrededor de un 24-48 horas después del ejercicio, cuando ocurre la supercompensación, proceso en el cual se lleva a cabo todo lo necesario para recuperar y mejorarse.
Durante la supercompensación, surge una mayor liberación de citosinas o factor de crecimiento similar al factor de crecimiento epidérmico (EGF) por las células debido a los daños sufridos a esto se encuentra el incremento de músculo y tejido conectivo mediante la síntesis del RNA mensajero (m-RNA) lo que permite una adaptación funcional con un mayor contenido muscular y sin embargo conservar sus características fisiológicas normales.
Dentro de este esfuerzo intenso de recuperación, el flujo sanguíneo e la inmersión de tiamín, se da la liberación del factor de crecimiento del fibroblasto. Por otro lado nuestro organismo realiza otra función fundamental para permitir que el cuerpo pueda adaptarse a las situaciones a través de mecanismos como aumentar la contracción muscular y reabsorben los nutrientes necesarios.
La respuesta inicial: daño y lesiones
Cuando estamos sometidos a un entrenamiento intenso, nuestro cuerpo responde primero con una cierta resistencia o fuerza bruta. Sin embargo, luego comienza su proceso de reconstrucción en áreas debilitadas. Este mecanismo es clave para adaptarse a las solicitaciones continuas del ejercicio regular.
Es durante ese corto período que la demanda muscular de energéticos como el ATP (trifosfato de adenosina) es más alta y sus depósitos se agotan rápidamente, generando así lesiones musculares; para esto nuestro organismo produce el mayor estímulo posible de estimulación nerviosa que desencadena la reacción muscular, es decir en otras palabras una gran cantidad de movimientos y contracciones.
Para poder ablandar este proceso se debe aplicar técnicas de hibridación de la física aplicada para aumentar la velocidad o capacidad máxima. Esto permite al máximo que el músculo pueda recuperarse de manera óptima en el futuro; esto ayuda a mejorar el desgaste muscular.
La restauración y compensación

Durante estas dos etapas, nuestras células están sometidas a una serie de mecanismos de reparación para minimizar los daños. Esto incluye la síntesis de proteínas y ciclo celular, que permiten a las células recuperarse del daño causado por el ejercicio.
La producción de energéticos, proteoglicanos, y moléculas necesarias también comienza durante estas etapas para llevar a cabo una reparación efectiva. Es importante mencionar que este proceso puede variar en función de los músculos utilizados y la duración del ejercicio; sin embargo, si se utiliza con moderación, puede mejorar significativamente el rendimiento humano.
La fase de restauración es crucial, ya que durante este momento se permite el movimiento óptimo entre grupos musculares para un aumento efectivo en la fuerza y resistencia. El factor más importante aquí parece ser cómo los músculos están preparados a la hora del ejercicio físico regular; pero lo importante también lo determina al final de este período.
La supercompensación: el aumento de la potencia
La etapa de supercompensación es crucial para entender cómo podemos aprovechar al máximo los beneficios del entrenamiento. En esta fase, nuestras células están preparadas para sufrir daños menores y son más resistentes a las lesiones.
El proceso se refiere al aumento del músculo existente hasta donde se produce la recuperación óptima y sin embargo no permite un mayor estímulo en los tejidos que ya se encuentran. Nuestro sistema nervioso también está preparado para producir la estimulación necesaria para generar movimientos repetitivos con agudeza máxima.
Si bien el proceso de supercompensación puede variar, lo primordial es mantener un equilibrio saludable para no excederse en los ejercicios físicos. Por lo tanto, resulta fundamental planificar detalladamente cada uno de tus entrenamientos al conocer las etapas de recuperación para sacar máximo provecho.
La estabilización: el estado óptimo

Después de la supercompensación, nuestro cuerpo entra en una etapa de estabilización. En esta fase, nuestras células están listas para soportar aún más daños y lesiones sin sufrir los efectos negativos del ejercicio intenso.
Esta es la etapa óptima donde se puede obtener el mejor rendimiento para las diferentes disciplinas deportivas; ya que ahora nuestro organismo ha recobrado toda fuerza. Asegurarse de mantener siempre una rutina variada ayudará a sacar todo lo bueno de cada entrenamiento.
La fase final de supercompensación y estabilización es importante, ya que nos permite aprovechar al máximo los beneficios del entrenamiento físico; pero también resulta vital considerar nuestras capacidades para realizar ejercicio regulares en las diferentes modalidades deportivas existentes.
Conclusión

Por lo tanto hemos llegado a la conclusión de cómo el sistema humano y la manera correcta de entrenarse nos permite obtener una vida más saludable. Las supercompensaciones generadas ayudan al cuerpo a mejorar su capacidad máxima, para poder mejorar los sistemas óptimos del organismo en cuanto al estado general de energía en cada momento.
La investigación y el análisis del sistema muscular revelan que mediante entrenamiento continuo podemos obtener músculos más fuertes y mejores tejidos conectivos; por lo tanto, es importante considerar nuestras capacidades para realizar ejercicio regular a manera óptima.
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