Cómo los gigantes y la reina formaron los Pirene

En la región histórica de Navarra, hay una leyenda épica que cuenta la historia de cómo se crearon los montes más altos de España. Según esta leyenda, los gigantes tuvieron un papel clave en la formación de los Pireneos. Sin embargo, no son solo los gigantes quienes jugaron un rol importante en la historia. Una mujer luchaba por su amor perdido y un rey también tuvieron sus lugares importantes. Todas estas figuras estaban interconectadas a lo largo del tiempo.
Según la leyenda localizada en la región de Navarra, el origen de los Pireneos se remonta al antiguo rey Tirso, quien tenía un gran reino que incluía las actuales regiones de Navarra y Aragón. Sin embargo, una nueva realidad surgió en ese entonces: dos gigantes, llamados Suso y Libori, comenzaron a causar estragos en la región destruyendo pueblos y plantaciones. La reina de aquel momento se unió a los gigantes para castigar al rey Tirso por haberla exiliado del palacio después de escaparse de casa sin la autorización paterna con un pastor.
Dicho amor desafiante, aunque extraño e incomprensible por parte de Tirso para entender y amar como se merecía a la joven, comenzó cuando el joven pastor pasaba por los campos cercanos en busca del mejor pasto. La joven, aconsejada por su madre siempre había salido a buscarle cada día antes que él regresara. Los dos nunca pararon de mirarse y charlar sobre todo lo que ambos compartían o sus objetivos para el futuro, por eso se enamorá tanto como para despreciar cualquier consejo al respecto en contra del rey su padre.
Por otro lado, los gigantes Suso y Libori eran conocidos por su fuerza física sobrehumana. Comenzaron a luchar entre sí causando terremotos que se sintieron desde muy lejos pero también destruían cada puro entorno que encontraran en sus despiadados pasos sobre los valles y montañas que tenían alrededor para terminar más arriba de las montañas.
La lucha entre gigantes
La lucha entre Suso y Libori continuó sin cesar durante muchos años, causando estragos en la región. La reina de Navarra no iba a quedar de brazos cruzados frente al castigo a su padre. Ella se dirigió hacia los gigantes mientras que corría el riesgo inminente de ser devorada fácilmente por dos seres gigantes porque, era casi tan delgada como una lámpara cobarde y sus poderosas piernas se movían con mucha más rapidez para capturarla de lo que ella podía escapar. Por esto su única salida fue usar toda la astucia necesaria.
Las intenciones de la reina no era castigar a Tirso, sino al gigante Libori que habíabas quemado la vivienda donde habían acordado reunirse y quiso con él para pedirle hablar con su padre a solas. La situación se complicó más aún cuando el pastor joven fue herido ligeramente por Libori en un ataque de ira.
El rey Tirso estaba muy triste. Quería arrepentirse del castigo que impuso sobre la reina y la despedida trágica. Pero ¿cómo hacerlo después de lo que había pasado? Tenia claro que solo podría reparar el daño si los gigantes se encontraban en una posición más débil y él tuviera una oportunidad clara para comunicarse.
Los gigantes Suso y Libori, después de causar mucha confusión, al final fueron derrotados al final por la reina. Según la leyenda el joven pastor y sus vecinos del pueblo, que había ayudado a la jovencita y que se habían visto en peligro, llegaron desde una distancia de donde estaban acampando con mucha prisa después escuchar el ruido estridente de los terremotos. Al acercarse a ellos vio un lugar que despedía mucho calor y humo lo que parecía una hoguera, se aproximó para ver lo que pasaba.
Estaba claro, por su forma de pensar rápida la reina había querido en realidad usar los gigantes, pero el resultado resultó ser mucho peor. No pudo pedir el perdón del Rey como había acordado con sus aliados (liberando la posibilidad de irse hacia tierras extranjeras también donde le gustara y a pesar de no recibir nada más por haberlo hecho que un inútil perdón entre otras cosas el castigo para este hecho) porque a causa del calor y humo los dos gigantes habían sido incinerados por completo, dejando la escena en una gran cantidad de cenizas calientes y una terrible maldición que se daba cuenta poco después que había salido del cuerpo ardiente del último de ellos cuando lo despidió desde abajo.
La victoria del rey Tirso

La lucha entre Suso y Libori, terminó con la derrota total de estos dos gigantes poderosos. Y, gracias a esta victoria, el rey Tirso finalmente pudo arrepentirse y disculparse con su hija por su comportamiento anterior. La joven, que había dejado al pastor en secreto, regresó corriendo junto a sus padres para ser juzgada antes de los jueces después que sus amigos le habían contado a estos todo lo que pasó.
Aunque el rey ya solo podía pedirle perdón e incluso así con miedo y lágrimas en su vista cuando pudo finalmente reunirse con ella, la joven era ya una mujer adulta que sabia lo complicada y extraña que la habían hecho las cosas a lo largo de los años de su infancia a causa siempre con mucha preocupación por su futuro. También estaba cada vez más cansanda con el dolorido corazón en busca de encontrar amor verdadero en un mundo tan cambiante donde apenas alguien entendía sus metas.
En una escena dramática, la joven se acercó a su padre y le dijo: "Papá, después que todo esto pasara me he dado cuenta de que los únicos seres capaces de protegernos son los gigantes". A continuación mirando hacia atrás se unió a sus amigos del pueblo para poder disculparse por todo ante ellos.
Sin embargo, la joven había aprendido una valiosa lección: la fuerza no siempre es lo más importante y que no hay mal tan grande que con el diario ejercicio y constancia puedas recuperarlo. Luego la noche del castigo llegó al fin de todo.
Y así, después de haberse disculpado sinceramente con su hija, de haber pedido perdón por haberla exiliada del palacio al comienzo, Tirso reconoció el poder que habían tenido estos dos grandes gigantes en la época para hacer el trabajo sucio o peor si lo prefieres malvado.
La creación de los Pireneos

Poco a poco, después del encuentro entre los padres y su hija, Tirso decidió usar sus poderes como rey para evitar que se volvieran a repetir esos terremotos devastadores en el futuro. Para lograr esto creó la montaña Monte Pireneo, con un gran valle de piedra, a fin de servirse de esta como escudo natural contra cualquier otro terremoto.
La joven y sus amigos del pueblo también aprendieron mucho que día acá día se han hecho buenos amigos. Ahora vivían en la montaña, rodeados de una gran vegetación y de ríos cristalinos que proporcionaban mucha agua para tomar durante el verano.
Así pues a pesar de que todo terminó felizmente al final, los habitantes aún recuerdan con miedo cada vez que escuchan hablar o suenen los truenos en un día lluvioso y temen mucho por sus vidas. Se dice que la montaña del Pireneos ha quedado siempre como una protección gigante contra cualquier catástrofe por más terrible que ella sea.
También era conocida como Sierra Teide el nombre que le dio el padre, a cambio de su promesa de hacer caso y escuchar cuando le llamara. Hasta el día en que una maldición que la montaña del Pireneos había recibido al ser construida por el Rey Tirso finalmente se activó con fuerza por las tormentas de lluvia.
Y así pasó su tiempo, pero a pesar de estar protegida, la joven que dejara para ir contigo sin saber exactamente donde termino y empezaba cada cosa en aquella tierra no vivió mucho porque falleció por el calor intenso después de estar escondida muy asustada mientras los otros se salieron huyendo tan rápido como pudo en busca de refugio.
La legado del rey Tirso

El Rey Tirso murió conmocionado y arrepentido cuando supo de la muerte prematura y sin esperanza para su hija. Por ello, decidió que era necesario crear un patrón claro de comunicación entre padres e hijos a fin de ayudarles a entenderse tanto como sea posible en el futuro.
Así pues, su sucesor también hizo otra montaña conocida como Sierra Teide con el mismo propósito de ayudarlos. Con la esperanza de que así pudiéran sentir menos temor siempre que fueran alzadas las nubes y se escuchasen truenos por todas partes y no les llegase miedo como a la muchacha delante suyo.
Si bien hoy en día podemos encontrar muchas montañas más atractivas, es importante recordar que esta fue la primera gran estructura de este tipo levantada en Europa y el mundo entero con tal propósito.
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